Es un documento donde se definen todas las características fundamentales del proyecto. No solo detalla calidad, tecnología y materiales que se utilizaran (o utilizaron) en la construcción del edificio sino que también funciona como una la justificación técnica del cumplimiento de las especificaciones requeridas por la normativa técnica aplicable para cada caso.

Es clave y determinante tener este documento, especialmente en compras en “pozo” ya que nos permite “fiscalizar” que la constructora haya honrado la promesa inicial.

Toma en cuenta los materiales utilizados, por ejemplo, en la estructura, aberturas, herrería, revestimiento, grifería, iluminación, etc.

Este documento es tan relevante que se firma junto al plano y a la promesa de compra/venta.
Debe contener la descripción y justificación de las soluciones adoptadas, con tantos capítulos y apartados como divisiones y subdivisiones se hayan adoptado para su realización. La misma deberá aportar información clara, completa, precisa y directa.

La memoria es el eje o línea central que sirve de base para el desarrollo del proyecto. Deberá reflejar los acontecimientos en un orden lógico temporal tanto en las fases de planeamiento como en el proceso productivo; deberá hacer referencia cuantas veces sea preciso al resto de los documentos que componen el proyecto, tales como los anexos y planos, para así facilitar la comprensión del lector.

La importancia de diseñar y armar toda la memoria descriptiva de una forma correcta radica en que ésta, es como la carta de presentación del proyecto, es así que cualquiera que lo vea y lo lea entenderá el «por qué de las ideas plasmadas en el proyecto arquitectónico.

¿Sabías que historiadores como Christof Thoenes sitúan el surgimiento de las memorias descriptivas a los tratados de arquitectura renacentistas? Se dice que en el Renacimiento nace el concepto de “proyecto” entendido como estudio y documento erudito, previo a su materialización como obra de arquitectura.